Seguro que has escuchado en más de una ocasión la frase “el agua es vida”. Para comprender el grave problema al que nos enfrentamos, debemos entender primero qué caracteriza al agua en malas condiciones. La ONU nos lo explica:
La presencia de componentes químicos o de otra naturaleza en una densidad superior a la situación natural. Es decir, la existencia de sustancias como los microbios, los metales pesados o los sedimentos. Estos contaminantes degradan la calidad del agua.
Para garantizar la inocuidad del agua y proteger la salud, la Organización Mundial de la Salud ofrece unas recomendaciones en las Guías para la calidad del agua potable.
Calidad microbiológica. Para verificarla se realizarán análisis microbiológicos (estudio de microorganismos indicadores de polución fecal, como sería la existencia de Escherichia coli o el diagnóstico de densidad de patógenos).
Calidad química. Para comprobarla se efectuarán análisis para vigilar la presencia de aditivos, los elementos procedentes principalmente de los componentes y productos químicos empleados en la obtención y distribución del agua.
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